Ningún profesional del Derecho puede argumentar de un modo eficaz y seguro si no domina la lógica y los elementos formales del razonamiento.
Generalmente el abogado aprende con la práctica a razonar bien y capta de modo intuitivo las reglas del razonamiento. Pero tales destrezas pueden mejorarse con un buen estudio práctico de la lógica y de su función en diferentes partes de la actividad jurídica. Es lo que con ese curso se pretende, con exposiciones muy claras y temas pensados para juristas que antes no han estudiado lógica, de la mano de un gran filósofo del Derecho que es también un gran especialista en lógica y razonamiento jurídico.
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